sábado, 22 de junio de 2013

La Deseada Mortalidad

Respiró profundo y reunió energías. No podía sentir los brazos, mucho menos las piernas, todo su cuerpo estaba entumecido por el dolor, por la caída. Un montón de rocas se habían encargado de destrozar su piel y agujerear su orgullo. Después de todo había sido eso lo que lo dejó en aquella situación, su orgullo y la incapacidad de pensar antes de hablar, esa bendita facultad de su boca de expresar cada uno de sus ingenuos y testarudos pensamientos.

Hacía rato que sus hermanos habían sufrido lo mismo que él, asaltados por sus más oscuros deseos, aquellos que no eran inherentes a su naturaleza; habían desafiado a aquel que jamás debe ser cuestionado. Aquel cuya ira nadie quiere sufrir, que incluso las pequeñas y ordinarias criaturas saben que deben temer y respetar. Pero no es así cuando eres de los seres más cercanos a él, no. Te llegas a sentir poderoso, como si tuvieras el mismo derecho que su majestad a ejercer soberanía frente a la creación. Siempre podrías obtener poder y más poder, solo tendrías que ser cuidadoso para no ser descubierto. O eso te hacen pensar, él siempre lo sabe todo.

Con esfuerzo logró sentarse y comenzó a limpiar sus heridas. Jamás había imaginado el sentido del dolor, y no sólo con respecto a su propósito, sino a la sensación en sí.  Era algo verdaderamente insoportable, su cuerpo no parecía haber sido hecho para aguantarlo, para estar en la tierra. Al contrario, había sido diseñado para cumplir simples funciones allá arriba. Ahora estaba reducido a un común mortal, y aún peor, estaba condenado a recordar que alguna vez fue más que eso.

Dobló su brazo para intentar alcanzar su espalda, pero lo único que encontró al recorrerla fueron dos muñones un poco más abajo de los omóplatos, dos protuberancias que al tocar hacían que su sangre hirviera ¡Maldito Dios! No bastaba con lanzarlo al mismísimo infierno, tenía que hacerle sentir el dolor físico y el que trae el orgullo destrozado ¿Cómo vivir entre criaturas inferiores? ¿Cómo asumir que nunca más recuperarás la grandeza?

Era su culpa y lo sabía, pero el saberlo no le evitaba maldecirlo a Él, su destino, su suerte. Su racionalidad había sido reemplazada por algo más fuerte, como si ese hubiese sido el precio a pagar por sus ansias de poder. Lo peor era que aún las sentía, quería dominar a los pueblos, obligarlos a pelear entre sí y divertirse viendo cómo se mataban esas estúpidas criaturas. Quería que los demás ángeles le sirvieran, se arrodillaran ante su presencia y lo deleitaran con su música. A pesar de nunca haberlo sentido, buscaba el placer de la forma más banal posible.

Las heridas comenzaron a sanarse, aunque en su estómago se mantenía el vértigo y el miedo de su descenso. Poco a poco parecía recomponerse y ponerse de pie ya no le resultaba tan difícil, sabía que los restos de sus alas le seguirían doliendo, solo le quedaba acostumbrarse. Se visualizó desnudo ante aquel arenoso terreno y por primera vez en su existencia se sintió diminuto, sobre su cuerpo pesaba el poderío del creador y su sumisión ante él parecía inevitable. Volvió a respirar ¡Qué doloroso e incómodo era todo aquello!

-                                 ¿Necesitas ayuda Gamaliel?

-                                 Kerael, Tú… ¿Tú también?

-                                 No te sorprendas, encontrarás muchos de tus hermanos esparcidos por esta tierra. No es fácil evitar que la tentación crezca dentro tuyo y, por mucho que te inciten, eres el único responsable de tus actos.

-                                 ¿Cómo has sobrevivido? Esto parece ser horrible

-                                 Lo es. No queda otra opción, algunos soñamos con encontrar la redención. Otros muchos han ido en busca de lo que les basta a los humanos, creen que podrán vivir como ellos y olvidar su naturaleza. Yo me quedo aquí, vigilando por si algún hermano sufre la misma suerte, mi misión es enviarlos al refugio hasta que sanen sus heridas.

-                                 Ya veo…pero, ¿Crees que  sea posible olvidar lo que alguna vez fuimos?

-                                 No puedo asegurar nada, pero aquí cada uno se aferra a su verdad e intenta valerse por sus medios. Después de todo has conseguido lo que querías, libre albedrío.

-                                 Claro…Libre albedrío.


Libertad ¿Era eso lo que realmente había buscado? Quizás nunca había querido esas cosas superficiales a las que se aferran los humanos. Tal vez no estaba buscando la adoración de sus pares ni el entretenimiento vacío a costa de las muertes de inocentes. No, lo que realmente quería era la posibilidad de tener aquellos pensamientos impuros sin ser castigado. Quería poder equivocarse e intentar remediarlo, quería ser avaro y luego generoso, pedante y luego humilde. Pero tuvo que sufrir para cumplir sus añoranzas…Si el escarmiento cumplía su deseo ¿Era entonces realmente una condena? Después de todo Él no era un tirano, ni con los mortales ni con los celestiales.

sábado, 15 de junio de 2013

En los brazos de la tormenta Hale

Así empezó, el que ya sabía, sería el mejor día de mi vida. Una espera larga, pero no hostigosa, un montón de fanáticos buena onda, todos dispuestos a pasarla de lo mejor escuchando a una de las mejores bandas de Hard Rock.
Cuando ya nos dolían los pies de tanto esperar, se acercó un individuo medio andrógino a preguntar quiénes eran los que habían comprado los VIP pass. Nos acercamos, y nos indicó que entraríamos en grupos de 7, que él volvería a buscarnos. No  pasó, esperamos casi dos horas más que sirvieron para hacernos un nuevo amigo, igual de musicnazzi que nosotras.
Empezábamos a perder la esperanza, y la sensibilidad en los pies, cuando apareció el sujeto acompañado de dos mujeres. Una, que claramente no era chilena, comenzó a darnos instrucciones en inglés, mientras la otra tradujo algunas cosas. La traductora nos preguntó si entendíamos inglés y, como sabíamos que 2 de las otras chicas que estaban ahí no sabían, dijimos que sí. Así dejaron de traducir e hicimos bastantes preguntas, que solo condujeron a otra larga espera, solo que un lugar diferente.
Una hora y media más esperando y la noche ya había caído. Parecía que moriríamos congelados, aunque reírnos de los otros fans nos mantenía en calor. Sí, no podríamos disimular nuestro odio a la gente que escuchaba la banda sólo porque la guatona de Amy Lee cagó Break in con una segunda voz innecesaria y hambrienta de atención. Nuestro odio llegó al máximo cuando descubrimos que una de las chicas que compró el meet and greet escuchaba Tokio Hotel y cuando más adelante le preguntaría a nuestro nuevo amigo el nombre de la vocalista ¡Dios, qué herejía! ¿Cómo no saber el nombre de la gran Lzzy Hale? Por último ignorar el de Joe nariz de morrón, el sexy Josh o el hiperquinético Arejay, pero bueno, así es la moda y las pendejas poseras hoy en día.
Cuando por fin volvió la rubia sexy y el  personaje andrógino, sentí como si mi cerebro se apagara, no lo podía creer, de pronto todo se sentía como si estuviera durmiendo o mis sentidos corrieran a la mitad de potencia. Nos llevaron por unos lugares extraños hasta lo que parecía una vil bodega, donde nos hicieron formarnos. Yo quedé al frente de la fila, luego venía mi hermana, nuestro nuevo amigo y las otras minas. Explicaron que sólo tomaría 1 foto grupal por persona, pero que podíamos pasarles lo que quisiéramos para que lo firmaran. No había terminado de hablar cuando escuché un grito, me di vuelta para ver qué pasaba y antes de que pudiera reaccionar una figura alta, con lentes, pasaba por mi costado derecho ¡CTM! Era Joe, claramente no mi favorito de la banda pero su presencia significaba que… Sí, luego la estilizada figura de Lzzy cautivó mi mirada, la sonrisa de Josh llenó la sala y… ¡Claro! Infaltable, Arejay corrió a lo largo de la fila pidiendo Hifi, al cual todos respondimos.
Apenas se alcanzaron a poner tras una mesa cuando la rubia me indició que pasara. El cuerpo se me paralizó ¿Dónde había ido mi inglés? Solo atiné a acercarme y pasarle los plumones, explicando que podían ocupar el color que quisieran, pero no dije mucho, Arejay me saludó, preguntó mi nombre y luego me abrazó ¡Damn! El mejor abrazo de la vida. Les conté que la polera la hice inspirada en la canción Daughters of Darkness y el baterista no tardó en darla vuelta para leer la letra y decir que había quedado genial. No me di cuenta y ya estaban firmando mis cosas. Entonces me apresuré a decirle, en el poco inglés que me quedaba, que amaba su forma de tocar la batería, que era el mejor de todos y que lo amaba infinitamente. En ese momento sentí una mirada cálida y el rostro de Lzzy pareció dibujarse frente a mí, transmitía algo familiar, pero no sabía qué. Balbuceando le dije que su voz era hermosa y que desearía ser como ella algún día, a lo que respondió: “Oh! You’re so sweet.Thank you”. Y, aunque sonara prefabricado, su rostro parecía ser sincero. Me alejé un poquito y miré a Joe, no sabía realmente qué decirle, siempre lo he odiado un poco porque parece tener algo con Lzzy y jamás he pensado que tenga el estilo suficiente para estar con ella. Creo que le dije que era genial en la guitarra y que me gustaría tocar algún instrumento como él, pero nada más, tampoco tenía ganas. Ahí fue cuando llegué donde Josh, las palabras se habían trabado completamente, lo único que atiné a decir fue: “Josh…*suspiro* You’re so sexy ¡So fucking sexy!” A lo que todo el mundo respondió con carcajadas, Lzzy hizo una expresión de sorpresa mezclada con 1313 y Josh se sonrojó un poquito.
Cuando terminamos de hablar me sacaron la foto con los 4 y fue el turno de mi hermana.
Lo genial fue, que al terminar la ronda de los 7 que estábamos ahí, la rubia que estaba a cargo fue a ver qué pasaba con el otro grupo y nos dejó solos con la banda. Lo primero que hice fue a acercarme a Arejay, Lzzy y Joe y les pregunté si había probado la piscola, que había escuchado que amaban el tequila, pero que deberían probar el pisco también, a lo que respondieron que les encantaría, por lo que me lamenté no haberles llevado una botella.
Les saqué algunas fotos a los otros chicos y logré que Lzzy me firmara el bolso, luego la vi hablando con mi hermana y le pregunté si les podía sacar una foto, como siempre respondió con una sonrisa. Ambas tuvimos una foto con ella y después mi hermana desapareció. Le dije a Lzzy que ahora entendía por qué Maria de In This Moment la llamaba the Sweet sweet Lzzy, a lo que ella respondió: “Maria es una persona muy dulce, es estupenda. Si algo he aprendido en la música es que entre más terrorífico se ve alguien, mejor persona es.” Hablamos un poco más sobre lo retorcidas que eran las canciones de In This Moment, hasta que Arejay sacó de atrás una figura de cartón de redbull, que no tenía cabeza, posó su mentón sobre ella y comenzó a poner caras para que le sacaran fotos. Creo que Lzzy puso cara de “Uff, otra vez intenta llamar la atención”.

En ese momento volvió la rubia y nos dijo que saliéramos, que ya nos había dado mucho más tiempo del que nos tocaba, nos despedimos tristes de todos y le deseamos suerte en el show.

miércoles, 24 de abril de 2013

Menguante

No puedo recordar cuándo fue la última vez que me dijiste que viera la luna. La última vez que salí al balcón ignorando el frío de la noche para contemplarla. La última que nos lamentamos el no tener forma de inmortalizarla.

Y, como aquella noche de luna llena, no pudimos evitar que el momento se desvaneciera. Que el amor menguara para no volver a ser visible en nuestras ventanas, impidiéndome volver a mirar la noche con aquella expectante e ingenua fascinación. Llevándose consigo algo más que aquel hermoso resplandor.